miércoles, 30 de marzo de 2011

El Hombre light

Alumnos de 5º 2º  sw Comercio ir al siguiente enlace y bajar el articulo en pdf.
http://www.monografias.com/trabajos-pdf901/analisis-hombre-light/analisis-hombre-light.pdf

Modernidad y Posmodernidad


Introducción
El término modernidad, en el sentido de lo moderno aparece con Balzac en 1823, pero el adjetivo moderno proviene del latín de finales del siglo V "modernus" entendido éste como lo actual, lo presente.Para finales del siglo X ya se empleaban términos como modernistas y moderni, que significaban "tiempos modernos" y "hombres de hoy" respectivamente. Durante el siglo XII surgieron diferencias entre los discípulos de la poesía antigua y los llamados "moderni" (hombres de hoy). Estos últimos eran considerados superiores pues sus creaciones estaban fundamentadas en la práctica de la dialéctica, es decir, eran más racionales.
Por otra parte, el término moderno, en el momento de su aparición, no implicaba el tiempo: era la separación entre la antigüedad greco-romana y la era medieval.
A principios del Renacimiento se establece una primera división de la historia en tres épocas: la Antigüedad, la Edad Media y la Modernidad. Esta última se constituye en un período muy significativo ya que la modernidad representaría el avance, el progreso, el paso hacia un gran porvenir:
Más interesante que la periodización, son los juicios de valor transmitidos por cada una de estas tres eras expresadas por medio de la metáfora de la luz y de la oscuridad, el día y la noche, la conciencia y el sueño. La antigüedad clásica se asoció con la luz resplandeciente, la Edad Media se hizo nocturna y absorta <Edad Oscura>, mientras que la modernidad se consideró como un tiempo de surgimiento de la oscuridad, tiempo de despertar y <renacer> anunciando un futuro luminoso. (Calinescu:199; p.31)
En el siglo XVIII reaparece la oposición entre lo antiguo y lo moderno, ayer y hoy, entre lo clásico y lo romántico, representando la estética romántica una estética de lo nuevo que se opone a un clasicismo que aspira trascender en el tiempo.
En este momento la modernidad, bajo la forma del romanticismo, establece su valor histórico al promulgarse contra los cánones establecidos por el clasicismo; en consecuencia la idea de la belleza universal y atemporal sufre un proceso de continuas transformaciones.
En Francia, Stendhal (seudónimo de Henry Beyle) plantea en Racine y Shakespeare (1823), que el Romanticismo es: "El arte de presentar a los pueblos obras literarias que en el estado actual de sus hábitos y creencias, son capaces de producir el mayor placer posible" (Compagnon: 1993; p.20). Con esta definición queda claramente determinada la relación entre el arte y la actualidad, lejos de todo interés por el antiguo ideal de belleza, con lo cual se establece un compromiso con un nuevo programa estético.
Para el siglo XIX, Baudelaire plantea una modernidad que reacciona contra la modernización social y la revolución industrial, entre otras cosas. Según Calinescu, Baudelaire "enfrentó la modernidad estética, no sólo a la tradición, sino también a la modernidad práctica de la civilización burguesa", al señalar que "la modernidad es lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte cuya otra mitad es lo eterno e inmutable..." (Calinescu: 1991; p.16)
Para Baudelaire la modernidad rompe toda relación con su pasado, devorándose a sí misma al renovarse constantemente negando la novedad del ayer; el poeta y ensayista ve en este proceso de renovación tras renovación la posibilidad de que la modernidad conduzca inevitablemente a la decadencia. La modernidad representa entonces una negación cada vez más fuerte de la tradición, al centrar su búsqueda en lo desconocido, en lo que aún no ha sido explorado.
A finales del siglo XIX, la modernidad dio paso al surgimiento de las vanguardias a la vez que se enfrenta a sí misma considerándose decadente. Según Antoine Compagnon la vanguardia tiende a confundirse generalmente con la modernidad, pero mientras la modernidad se caracteriza por su pasión por el momento actual, en la vanguardia se evidencia una conciencia histórica del futuro y el propósito de adelantarse a su tiempo.
En los últimos años se han incrementado los estudios sobre la modernidad, tanto por filósofos, poetas y teóricos de la literatura, como por investigadores y antropólogos.
Hans Robert Jauss realiza en Tradición literaria y conciencia de la modernidad (1976) un estudio histórico y pionero sobre la modernidad. Señala que desde la antigüedad clásica hasta el siglo XIX, invariablemente lo moderno al cabo de un tiempo se convertirá en lo antiguo, ocupando lo nuevo el lugar de los modernos, de este modo se establece la oposición antiguo/moderno como lo variable, lo substituible.
Para Jauss ya durante el siglo XVIII se dio una mirada crítica sobre el pasado, al introducirse por primera vez la idea del futuro dentro de lo moderno. Es sólo en el siglo XIX, con el ensayo de Baudelaire "El pintor y la vida moderna" (1859), cuando la modernidad nace como un concepto autónomo, sustentándose sobre sí misma, equivalente a lo transitivo, lo fugitivo y lo contingente.
Octavio Paz en Los Hijos del Limo (1974) ve lo moderno como tradición hecha de interpretaciones en la que cada ruptura supone un comienzo. Lo que caracteriza a la modernidad no es lo nuevo, sino su heterogeneidad, su pluralidad ya que la modernidad es siempre distinta.
Lo nuevo no necesariamente es moderno, a menos que se presente como una negación de la tradición y proponga otra distinta.
Paz ubica el inicio de la edad moderna en el siglo XVIII. Desde su nacimiento se da una pasión crítica, y es así una doble negación como crítica y como pasión tanto de la geometría clásica como de los laberintos barrocos. Considera que la modernidad no es continuidad del pasado ni consecuencia del mismo, siempre es distinta, fundando su propia tradición en el momento en que surge. Más que la exaltación de lo novedoso y de lo sorprendente, busca ser la ruptura con ese pasado al que critica. Sin embargo, piensa que lo viejo también puede acceder a la modernidad siempre que constituya una negación de la tradición proponiendo otra.
Constantemente en la estética contemporánea son encontradas irrupciones del arte de civilizaciones antiguas, significando en el momento de su aparición en nuestro horizonte estético una transformación, un cambio. Así, con la modernidad desaparecen las oposiciones entre lo antiguo y lo contemporáneo, al insertarse sin dificultad los productos del arte arcaico dentro del arte actual.
La encargada de borrar estas oposiciones es la crítica. Una crítica apasionada, enamorada del objeto que niega, en constante conflicto consigo misma: a la vez de negar todos los principios, fundamentando el cambio, crea su principio. Esta crítica origina así, un presente con características propias, distinto a todos los anteriores.
Según Octavio Paz, Baudelaire no da una definición de una nueva estética; su aporte esta en establecer la relación entre la modernidad y el tiempo. El ensayista mexicano sostiene que, debido a la modernidad, la belleza será lo que hace únicas, diferentes a las obras de hoy a las de ayer.
Señala también que cada movimiento moderno es el antecedente y a partir de sus negaciones el arte trascenderá; se anuncia así el fin de la modernidad a finales de 1960, pues es el momento en que la modernidad pierde su poder de negación.
Al contrario de Paz, que ve concluida la modernidad estética, para Jürgen Habermas la modernidad se presenta como un proyecto inconcluso. Siente obstaculizada su continuidad por el antimodernismo de la juventud conservadora favorable a la "subjetividad" que no se encuentra sujeta ni al trabajo ni a la utilidad, y por tanto lejana del mundo moderno. Contribuyen a esa paralización los viejos conservadores que se niegan a ser influenciados por la modernidad cultural y los neoconservadores que manejen en esferas aisladas el desarrollo de la ciencia, de la moral y el arte.
Habermas considera que la división entre las artes, el conocimiento científico y la moral, es la causa de que el proyecto de la modernidad fracase, ya que el ejercicio del arte sólo puede darse si se logra una interacción entre lo cognitivo, la practica de la moral y los elementos estéticos.
En Latinoamérica se han desarrollado otras teorías en torno a la modernidad, además de la de Octavio Paz, siendo una de las más actuales la expuesta por Néstor García Canclini para éste sociólogo de la cultura, la modernidad es asumida por los latinoamericanos como innovación, alteración de modelos o sustitución de estos por otros, pero manteniendo siempre referentes de legitimidad.
En su libro Culturas Híbridas (1990) se ocupa tanto del concepto de modernización como el de modernidad. En cuanto al primero, lo identifica con un proceso originado a raíz de la independencia y que abarca el siglo XIX, impulsado por una oligarquía progresista interesada en la alfabetización, entre otras ideas provenientes de Europa.
Este proceso continúa en las primeras décadas del siglo XX gracias al capitalismo, los aportes migratorios, la expansión educativa y los medios de comunicación (radio y prensa); y llega a los años 40 con la industrialización, el crecimiento urbano y una educación media superior más accesible.
Sin embargo, este proceso de modernización latinoamericano no podría igualarse al europeo, debido a varios factores: el índice de analfabetismo continuaba siendo muy elevado, el acceso a la educación aún era insuficiente y la estratificación social hacía que la participación en el movimiento cultural fuese exclusividad de las clases dominantes. Canclini considera que a pesar de todos estos factores en contra, sí hubo modernización aunque ésta se diera en forma contradictoria.
En cuanto a la modernidad, establece que la constituyen cuatro movimientos básicos: 1.- un proyecto emancipador, que implica la secularización de los campos culturales, la producción autoexpresiva y autorregulada de las prácticas simbólicas, y su desenvolvimiento en mercados autónomos; 2.- un proyecto expansivo, que representa a la modernidad en búsqueda de expandir el conocimiento y la posesión de la naturaleza, la producción, la circulación y el consumo de los bienes; 3.- un proyecto renovador, que comprende la búsqueda incansable de un mejoramiento e innovación, propios de una relación con la naturaleza y una sociedad cuya visión del mundo no se encuentre condicionada por la religión, unido esto a un replanteamiento de los signos de distinción que el consumismo ha agotado; y por último, 4.- un proyecto democratizador, denominando así a la modernidad que aspira lograr un desarrollo racional y moral a partir de la educación y la difusión del arte y los saberes especializados.
Por lo tanto la modernidad se define con relación a un marco temporal (desde finales siglo XV- principios XVI hasta la sociedad postindustrial actual), la tendencia de ese periodo (hacia la secularización y la tecnificación), los factores importantes en su desarrollo (religión protestante, ruptura económica del siglo XVIII, ciencia del Barroco), y a la idea de progreso (que tras las Guerras Mundiales decae). Estas son las bases de la cultura del capitalismo bajo la cual se desarrolla y encuentra su negación histórica: La postmodernidad.

Modernidad y posmodernidad
Vivimos en un cambio de época a la cual muchos intelectuales y filósofos llaman el pasaje de la modernidad a la posmodernidad. ¿Cómo entender este cambio? Gran parte de la bibliografía de estos últimos veinte años ha sido dedicada a ello.
Bastaría con preguntarnos si creemos que el progreso de la ciencia, de la economía, del arte, le permitirán a la humanidad vivir en un mundo mejor. Sin duda esta pregunta es muy difícil de responder, pero nos puede servir como un test para entender una primera gran diferencia entre la modernidad y la posmodernidad.
El prototipo de hombre moderno es aquel que confía en que el curso de la historia debe estar orientado por el progreso, vive y proyecta su vida para ello. Para él, el progreso garantiza que el día de mañana será mejor que el de hoy. En cambio, la posmodernidad surge del descreimiento, de la desconfianza y hasta el escepticismo. Ya no se cree que el progreso constituye necesariamente un bien para la humanidad. "El progreso se ha vuelto rutina", dice el filósofo italiano Gianni Vattimo en su libro El fin de la modernidad.
En la posmodernidad se desvalorizan todos los ideales y expectativas. La falta de confianza en el futuro, junto con la desaparición de los grandes proyectos comunes (ideologías de la emancipación, utopías), dejan un vacío que a menudo es llenado por el pesimismo o el desinterés, que conducen al hombre actual hacia un proceso de creciente aislamiento.
Jean Francois Lyotard, otro filósofo que se ha ocupado de pensar la posmodernidad, sostiene que ella resulta del desarrollo de la modernidad. Dice que "la posmodernidad es cosa moderna", y describe "la condición posmoderna" como la instancia en la que el hombre se ve cada vez más lejos de poder incidir con sus acciones en el curso de la historia. Experimenta la sensación de que los acontecimientos se han vuelto independientes respecto de sus actos, y que lo que cada hombre puede hacer es demasiado poco.
Defender el proyecto moderno es defender la necesidad de fundamentar racionalmente nuestras acciones, mantener la autonomía del arte, la ciencia y la moral. En definitiva, seguir sosteniendo que la racionalidad es la condición de posibilidad de un mundo donde todos y cada uno de los hombres puedan llegar a ser libres.
La transformación consiste en pasar de la filosofía del sujeto a una filosofía de la acción ínter subjetiva. Todo el trabajo de Habermas se orienta hacia este fin: pasar del paradigma físico-matemático, que ha dominado en la modernidad, al paradigma de las ciencias sociales, y desarrollar una teoría de la comunicación entre sujetos, a diferencia del sujeto cartesiano.

La posmodernidad y la cultura de los medios
Muchos intelectuales y filósofos sostienen que la posmodernidad es una época producida y dominada por la cultura de los medios de comunicación (especialmente la televisión).
Los medios de comunicación permitieron el acceso a la opinión pública de minorías de todo tipo. Se trata de un proceso pluralización que hace imposible un punto de vista único acerca de la realidad. Muchos pensaron que la simultaneidad de la televisión y la circulación de la información darían como resultado una sociedad más transparente donde los obstáculos de la comunicación serían eliminados. Sin embargo a ocurrido lo contrario. Al multiplicarse los centros desde donde surge la información se multiplicaron también los sujetos y las narraciones, lo que dio lugar a una fragmentación de la imagen del mundo.
El predominio de los medios de comunicación en la sociedad actual ha ido generando una cultura del espectáculo donde la finalidad pareciera ser, tal como la indica Alain Finkielkraut, "llenar bien los ojos para vaciar la cabeza". Basta en recordar los numerosos programas periodísticos en los cuales la información se convertiría en Show.
En este sentido, Jean Baudrillard, sostiene que con el televisor el mundo se mete en nuestra casa. El límite entre lo público y lo privado ha sido disuelto por la invasión de los medios. Su poder simulador procede una realidad más poderosa y, por ello, más real que la conformada por sujetos y objetos.
Si pensamos en el poder de los medios en lo que se refiere a la formación de la conciencia pública, notaremos que vivimos en un mundo más complejo, plagado de informaciones, y donde la realidad se fabrica día a día. Es un desafío para todos aprender a habitar este mundo interrogado por la tecnología y la comunicación.

Conclusión

Este cambio de época que vivimos en donde la falta de progreso, por lo tanto, de proyección futura, de inestabilidad, pesimismo, frivolidad absoluta, no solo es la negación de los valores de la modernidad; sino son el producto contradictorio de su evolución, al fin de cuentas, como decía Marx al definir a la modernidad, “todo lo sólido se desvanece en el aire”, esa idea de transformación permanente desapareció por esta nueva, en donde la antinomia status quo-transformación no tiene asidero social. La relatividad de nuestra vida a ocupado todo el arco social; es relativo el conocimiento científico y los grandes relatos, en vez de religiones proliferan las sectas y todo tipo de misticismo, y junto con ella se proclama el fin de las ideologías y de la política, la cual se ha adaptado al “show televisivo”.
Este proceso actual no es el fin de la modernidad y del capitalismo, sino el producto de su barbarie; son las contradicciones culturales del capitalismo (como tituló Daniel Bell a su libro) las que han creado a la posmodernidad como una etapa de transición hacia un salto cualitativo en la sociedad. La única certeza es que hacia atrás no se puede volver.

lunes, 28 de marzo de 2011

¨ El Trabajo.


Escuela Secundaria Nº 1. Lucio V. Mansillla. Nivel Polimodal.
Modalidad Humanidades y Ciencias Sociales. Orientación Relaciones Humanas.
Eci: Relaciones Humanas.      Curso: 3 b  Año: 2011            Profesor: Germán Olivera.

 La naturaleza del trabajo humano
La actividad vital del Hombre es el trabajo, es esta capacidad de transformar conscientemente la naturaleza para satisfacer sus necesidades lo que distingue al Hombre del resto de los animales. La capacidad de crear, de apropiarse de herramientas y la siempre tendencia a progresar y a crear nuevas necesidades son los característicos de la sociedad humana.
Esta acción del trabajo es específicamente humana, y por lo tanto es en el trabajo en donde se realiza el Hombre como tal, es en el trabajo donde manifiesta sus potenciales. El Hombre tiene en sí mismo el potencial de crear (intelectualmente) y realizar (materialmente), y esto en todos los ámbitos de la producción. No hay límites propiamente dichos, sólo hay capacidades diferentes que hace que algunos se destaquen más que otros en determinadas tareas, pero esto no inhabilita a que todos puedan realizar las diferentes tareas.
Pero el trabajo no ha sido históricamente igual, como a sí tampoco la apropiación del producto del trabajo.

La división social del Trabajo y los modos de producción
Históricamente la forma de organizar el trabajo esta determinado por dos factores uno es el desarrollo tecnológico y las necesidades que este engendra y las relaciones sociales existentes.
Marx ha identificado 4 estadios o modos de producción que conforman el desarrollo histórico de la humanidad. El primero es el comunismo primitivo una sociedad basada en la cooperación comunitaria, con una división sexual de las tareas y con una economía de subsistencia. El segundo es el mundo antiguo, en donde se basa en la existencia de dos clases sociales fundamentales los amos y los esclavos, es una sociedad basada en la agricultura y en la expansión territorial: el ejemplo de esta sociedad es el imperio romano. La tercera es el feudalismo, aquí, aunque también es una sociedad basada en la agricultura, no hay poderes extendidos sobre amplios territorios, sino pequeños feudos controlados militarmente por señores feudales (que hacían la guerra entre sí) y en donde los que producían son los siervos de la gleba, campesinos atados a la tierra que producían para su subsistencia y para pagar tributo al señor feudal por la “protección”. Por último identifica al capitalismo en donde lo que existe es una sociedad industrial basada en dos clases sociales: la burguesía y el proletariado.
Este devenir histórico, es producto del surgimiento de una división social del trabajo que va especializando cada vez más a los hombres en una tarea, pero a la vez trae consigo el surgimiento de clases sociales, las cuales son antagónicas en sus intereses, y en donde una explota a otra. Por lo tanto hay en cada sociedad una clase de productores y otra de apropiadores del producto social de aquellos. Esta desigualdad es la base de las contradicciones existentes en cada sociedad, y por lo tanto el desarrollo de estas contradicciones es la que empuja a la sociedad hacia delante y al progreso y transformación, en este sentido para Marx el desarrollo de las contradicciones del capitalismo iba a empujar al proletariado a emanciparse y crear una nueva sociedad basada en la socialización de la propiedad y en la inexistencia de clases sociales.

El trabajo asalariado
El trabajo en la sociedad capitalista adquiere particularidades propias que lo distinguen de otras formas preexistentes. Hay que hacer la salvedad de que la forma de trabajo predominante en el capitalismo es la del trabajo asalariado, pero esto no quita que no exista otras formas de trabajo, como así tampoco que el trabajo asalariado no haya existido en los anteriores modos de producción, pero evidentemente no era el predominante. Lo que siempre hay que enfocar es la forma más importante, la que constituye la esencia de la sociedad.
El proletario es aquél que se ve obligado a trabajar, es decir, a vender su fuerza de trabajo, para subsistir. En el capitalismo el trabajo se ha convertido en una mercancía más que se vende en el mercado a cambio de un salario, que en condiciones normales su valor es el mismo de la canasta familiar, es decir, es un salario para vivir uno y su familia.
La característica peculiar que observa Marx en el trabajo es que es esté el que le agrega valor a los productos, pero el trabajo no es remunerado en función de lo que produce, sino en menor medida: la diferencia entre lo que cobra el obrero en forma de salario y lo que en realidad produce en forma de valor es la ganancia del burgués. En este aspecto radica la explotación del obrero en la sociedad capitalista.
Otro de los aspectos que observa Marx es el de la alienación. Este concepto plantea la comprensión de una observación empírica en del desarrollo del trabajo fabril: una constante insatisfacción por parte del obrero en su trabajo. Marx partiendo del supuesto de que el trabajo es la esencia del Hombre, más bien su compañero de estudios, Engels, realizó todo un trabajo antropológico que muestra como el trabajo fue necesario, junto con otros elementos, para la transformación del mono en hombre. Por lo tanto, lo que querían averiguar es porque el trabajador se sentía insatisfecho en el trabajo.
De la observación de la aguda división del trabajo, que convertía al obrero en un apéndice de la maquina, además de someterlo a una única tarea durante quizás el resto de su vida (aquí aparece el concepto de mecanización del trabajo); del escaso control que tenía del proceso de trabajo (en donde en realidad el controlado era él) y, por último, el hecho, y no menos importante, de que el producto final no le pertenecía, sino que era propiedad del dueño de la empresa. Este conjunto de situaciones es lo que produce la alineación. Para Marx la salida a esto era la implantación del Socialismo, pero no lo hace como planteo ético o moral, sino científico en el sentido de lo histórico y lo progresivo, y a la vez necesario, de que la humanidad salte una nueva etapa hacia delante.    
Esta observación de la insatisfacción en el trabajo, y por lo tanto las consecuencias para la productividad y/o la eficiencia en el trabajo ya la habían reconocido los principales políticos, filósofos y empresarios de la 1º Revolución Industrial, que tratan de imponer una ética del trabajo, que consiste en exponer una ideología basada en la dignidad del trabajo, en el esfuerzo constante como una meta en la vida, dejando de lado los ingresos reales y la satisfacción encontrada  en el ocio. El objetivo  planteado por los ideólogos de la ética del trabajo era impulsar a la gente al trabajo, y que no se dedicara a vagabundear, pero en realidad lo que se trataba era de recrear en el ámbito fabril de condiciones de trabajo y satisfacción que el obrero sentía espontáneamente en el trabajo artesanal, y que dentro de la fábrica por las condiciones planteadas era imposible. Durante esta época la brecha entre los que más ganan y los que menos, es decir, la distribución de la riqueza era cada vez más injusta.
Sobre el principio, de este siglo surge la escuela de los incentivos materiales; esta línea de pensamiento es consciente de las consecuencias de la situación de los trabajadores (desde 1830 en adelante pasamos de la conformación de los sindicatos, grandes huelgas, reclamo de voto para todos y también grandes insurrecciones revolucionarias, por ejemplo la Comuna de París en 1871), evidentemente para el principal teórico, Taylor, si la situación de los trabajadores no mejoraba el dominio de la burguesía estaba en peligro.
En función de esto desarrollan un sistema por el cual sostenían que para que los trabajadores aumenten su dedicación y eficiencia era necesario que se les den incentivos materiales, para que encuentren en el consumo la satisfacción que en el trabajo no podían encontrar.
Esto además se encontraba en línea con una nueva propuesta de producción al interior de la fábrica que llevaría al aumento de la productividad, y que estaba basada en la línea de montaje y en un estricto control del tiempo de trabajo, por lo tanto el aumento de salarios, y los premios por productividad, horas extras y otros eran compensados por una mayor producción de cada uno de sus trabajadores, es decir, la base de la explotación no era eliminada.
Obviamente, con este sistema alguno de los pilares de la alienación no eran eliminados, sino que se profundizaba la división social del trabajo y la propia mecanización del trabajo y la conversión del trabajador en parte de la máquina (recordar lo que le sucedía al personaje de Charles Chaplin luego del intensivo trabajo al que era sometido).
Por lo tanto esta concepción dominó la línea del trabajo durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, pero luego de varios años de implantación empezó a aparecer sus grietas y el movimiento obrero volvió a salir a la lucha y a desafiar el poder político, y no sólo por un mayor reparto de la riqueza, sino también a imponer los ritmos de trabajo, la productividad, la higiene en la fábrica, etc. En definitiva trataba de imponer mejores condiciones de trabajo, que iban más allá de una mejor remuneración.
Ante esto surge una nueva línea de trabajo que se la llama la de Relaciones Humanas, cuyo principal teórico es Mayo. Estos observan que el nivel de producción está condicionado por ciertas normas sociales, hay ciertas sanciones de tipo extraeconómico que afectan considerablemente el comportamiento de los trabajadores.
Para esta escuela es necesario promover una nueva relación personal entre los empresarios, gerentes y capataces (cuya anterior función es controlar y disciplinar) y los trabajadores tratando de generar un ámbito de trabajo donde prime la pertenencia y la participación. Lo que observan como principal nudo de conflicto es el trato deshumanizado de que es objeto el obrero.

Trabajo y ocio.
La medida de relación entre tiempo de trabajo y la posibilidad de ocio, es muy importante, ya que le permite al trabajador, no sólo descansar, sino también, poder desarrollar otras tareas y actividades que otorgan satisfacción personal o familiar, obviamente también aquí se encuentra una diferenciación social; los sectores de mayores ingresos tienen más tiempo de ocio y hacen un mayor aprovechamiento del mismo, que los sectores de menores ingresos.
Hay por lo tanto una relación directa entre la necesidad de garantizar el suficiente tiempo libre, para los trabajadores, y esta es una condición más a la hora de negociar las condiciones de trabajo.      
    

martes, 15 de marzo de 2011

Pensar la comunicación

Alumnos de 4º 2º y 4º 6º de Comercio descargar de la siguiente pagina: http://es.scribd.com/doc/6893794/Wolton-D-Existe-un-margen-de-maniobra  el artículo de Dominique Wolton que es la introducción a su libro pensar la comunicación.

el cuestionario del texto es el siguiente

Trabajo Práctico N° 1. La Comunicación



Cuestionario:
  1. ¿Cuáles son las ambigüedades de la comunicación? Ejemplifique.
  2. Explicar las tres formas de la comunicación. A partir de esas tres construir una definición de comunicación.
  3. Explicar las formas de comunicación normativa y funcional y como aparecen en la realidad. ¿Cuál es la relación entre estas formas de comunicación y las ambigüedades planteadas por el autor al principio del texto?
  4. ¿En que consiste el margen de maniobra?
  5. ¿Cuál es el papel del “otro” en la comunicación?

Programa Historia de los Medios


E.E.M. Nº 11
3º 1º Polimodal, TAP
Historia de los Medios
Profesor Olivera
Ciclo lectivo 2011

FUNDAMENTACION
           
El presente programa tiene como objetivo que los alumnos desarrollen una comprensión de los procesos históricos que modificaron la producción, recepción y percepción de la música a través del surgimiento de la “industria cultural”.
Para iniciar este debate se tomaran en cuenta los postulados teóricos de la Escuela de Franckfurt, y sus críticos en cuanto a la comprensión del fenómeno; para luego investigar las relaciones específicas entre el arte musical, la industria discográfica y los medios; sus etapas históricas y la actualidad.
Finalmente introduciremos un análisis del lenguaje audiovisual; ya que en esta relación entre música y medios, en este campo se ha dado una importante vinculación que abre uno de los principales panoramas de producción musical en la actualidad.


EXPECTATIVAS DE LOGRO

Que el alumno:


  • Incorpore una visión histórica, es decir, que observe el proceso por el cual se dan los cambios socioculturales.

  • Interprete y analice signos y símbolos como productos culturales.

  • Identifique los elementos discursivos de cada medio de comunicación.

  • Explore las relaciones entre el arte y los medios de comunicación y sus futuras aplicaciones.

  • Identifique las relaciones entre el arte y la tecnología.

CONTENIDOS CONCEPTUALES


Unidad 1: La Industria Cultural
Concepto de Industria Cultural: Adorno y Horckheimer de la Escuela de Franckfurt. La oposición de Walter Benjamín. Las críticas a la escuela de Franckfurt

Unidad 2: La Industria Cultural en la Música
Las discográficas y los procesos de producción musical. El surgimiento de la radio y la difusión musical y cultural: la experiencia de la AM de principios de siglo. La FM, el rock y el surgimiento de una cultura juvenil.




Unidad 3: Lenguaje audiovisual
Semiología de la imagen: emoción y polisemia. El Cine: características del 7° arte. Los efectos perceptivos y culturales de la Televisión. Características del discurso televisivo. Videoclip..


TEMAS TRANSVERSALES

ü      Arte y medios de comunicación: comprensión del valor del Arte como medio de comunicación y las influencias recíprocas con las nuevas tecnologías.

ü      Contexto Histórico: comprender los momentos históricos que condicionan la cultura y sus manifestaciones.

ü      Tecnología: el surgimiento de nuevas tecnologías y su incidencia en el cambio social y cultural.

ü      Formación ética y ciudadana: visión crítica sobre los medios de comunicación y su poder de informar a la ciudadanía.

ü      Lenguaje: comprensión de las formas de construcción de significados.

Contenidos procedimentales generales

ü      Análisis de los elementos del lenguaje audiovisual.
ü      Análisis de la función del sonido y la música en la producción audiovisual.
ü      Utilización del lenguaje como vehículo de objetivación del pensamiento del alumno.

Contenidos actitudinales generales

ü      Profundización de la actitud de respeto por la dignidad y la vida humana, y los derechos de las personas, fundamentalmente el de la libertad de expresión.
ü      Profundizar la sensibilidad y respeto por las tendencias comunes y heterogéneas en el seno de la cultura argentina, así como el de otras culturas, en todas y cada una de sus manifestaciones.
ü      Valorar las producciones compartidas y el trabajo cooperativo.

Metodología de trabajo:

Proponemos llevar adelante como forma de trabajo una metodología basada en el constructivismo ya que esta otorga un papel central al alumno, aunque no descartamos estrategias de otras corrientes, pero siempre van a estar relacionadas con una concepción más general del proceso de enseñanza.
En este sentido, se tratará de establecer una relación dialógica con el alumno que nos permita en primer lugar explorar sus ideas previas, conocimientos y experiencias porque son un punto de partida central para el desarrollo del conocimiento, atendiendo a la complementación de los mismos o al proceso de ruptura lógico que producen nuevos conocimientos. En este proceso se abandona la imposición de ideas parciales, sino que el debate enriquezca a todos; además se indagara los fundamentos de los conceptos que elaboran los alumnos, lo que ayuda a penetrar aún más en el proceso de pensamiento.
Este proceso de apropiación de conocimientos estará complementado con actividades prácticas escritas con exposiciones orales, que permitirán construir un discurso oral y escrito coherente que llevará a al alumno a poder “objetivar” su pensamiento. Además estas actividades están en relación con poner en práctica los conceptos teóricos. Esto es importante para medir el grado de apropiación de los conceptos y también para que el alumno encuentre “sentido” a la asignatura, algo vital en el proceso de enseñanza. Por lo tanto las principales actividades estarán puestas en el análisis sistemático de los medios y sus lenguajes, tratando de llevar esto a las vidas cotidianas de los alumnos y la utilización que hacen ellos de esos.
En este espacio, los conceptos y temas a desarrollar son en parte complejos y en parte objeto de profundos debates sociales, en este sentido la posición de la cátedra será estimular el libre debate de los mismos, sin imposiciones ideológicas en un marco de respeto mutuo entre alumnos y entre los alumnos y el profesor.
Por las características de la asignatura inscripta en un Trayecto Artístico Profesional, después de una introducción teórica, el análisis de los diferentes medios será sobre la base de la aplicación práctica de los alumnos sobre los mismos.
Como la asignatura es común a las dos orientaciones artísticas que posee la escuela (Artes Visuales y Música) la orientación pretendida para el taller es que los alumnos vinculen su propia área específica al espacio de los medios; por ello centraremos para cada área trabajos de taller que les permitan comprender y aprender la vinculación del arte con los medios de comunicación. En este sentido como se viene desarrollando en el área de música las actividades de taller se centraran en la experiencia de la radio, donde los alumnos no solo aprenderán conceptos teóricos sino que llevaran a la práctica su propio proyecto de radio; donde el objetivo principal es que obtengan el conocimiento certero de la función de la música en este medio masivo; siguiendo con la misma orientación la siguiente actividad de taller esta vinculada al conocimiento del lenguaje audiovisual que les permita a los alumnos comprender el desafío artístico de la música en el campo del cine y de la televisión; aquí las tareas serán tanto de elaborar un proyecto audiovisual propio como así también experimentar sobre otros produciendo música y sonidos para escenas audiovisuales con el objetivo de construir sentido; en este aspecto se vincula la estructura modular con la asignatura Lenguaje musical.

Actividades


ü      Visita a diferentes medios de comunicación.
ü      Análisis de los mensajes gráficos, radiales y televisivos.
ü      Participar de los programas educativos nacionales y provinciales relacionados a la asignatura.

Evaluación


Se tendrá en cuenta:
-         Participación en clase
-         Grado de cooperación en el trabajo grupal
-         La capacidad de integración y síntesis de lo trabajado en el curso.

Evaluación durante el proceso de enseñanza en base a:
ü      Elaboración de trabajos prácticos individuales y grupales.
ü      Monografías y trabajos de investigación
ü      Observación y reflexión sobre las actividades y conceptos propuestos.
ü      Una evaluación por trimestre.

RECURSOS BIBLIOGRAFICOS

ü      Cuadernillos impresos.
ü      Artículos específicos de diarios y revistas.
ü      Material científico.
ü      Materiales audiovisuales.
ü      Materiales de Internet.
ü      Barbier, Frederic y Bertho Lavenir, Catherine. “Historia de los Medios”. De Diderot a Internet. Editorial Colihue. Buenos Aires 1999.

 

Bibliografía del profesor


Ø      Alsina, Miquel Rodrigo. “La construcción de la noticia”. Paidos Comunicación.
Ø      Anceschi, G y otros. “Videoculturas de fin de siglo”. Cátedra. Madrid. 1990.
Ø      Aparici, R. Coord. “Educación Audiovisual. La enseñanza de los medios en la escuela”. Novedades Educativas. Buenos Aires 1995.
Ø      Arnheim, Rudolf. “Ensayos para rescatar el arte”. Ed. Cátedra. 1992. Madrid.
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